[PDF] Informes. Estudios de Historia Económica nº 22 - 1991. Precios y

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Banco de España - Servicio de Estudios

Estudios de Historia Económica, nº 22 - 1991

PRECIOS Y

SALARIOS EN LA

C ATA L U Ñ A

M O D E R N A

Vol. II: Combustibles, productos

manufacturados y salarios

Gaspar Feliu

Este estudio ha recibido una de las becas

que el Banco de España instituyó en 1986 para conmemorar el V Centenario del

Descubrimiento de América

Banco de España - Servicio de Estudios

Estudios de Historia Económica, nº 22 - 1991PRECIOS Y

SALARIOS EN LA

C ATA L U Ñ A

M O D E R N A

Vol. II: Combustibles, productos

manufacturados y salariosGaspar Feliu

ISSN: 0213-2702

ISBN: 84-7793-127-5

Depósito legal: M-41006-1991

Imprenta del Banco de España

5I N D I C E

I.COMBUSTIBLES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I.1.Leña. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . I.2.Carbón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II.MATERIALES DE CONSTRUCCION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . II.1.Cal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II.2.Yeso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.PRODUCTOS MANUFACTURADOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.1.Papel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.2.Velas de sebo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.3.Jabón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.4.Zapatos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III.5.Cáñamo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

IV.SALARIOS, COSTOS DE TRANSPORTE Y OTROS PRO-

CESOS CON FUERTE INCIDENCIA SALARIAL. . . . . . . . . IV.1.Salarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV.1.1.Albañiles y carpinteros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV.1.2.Jornaleros y peones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV.2.Transportes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV.3.Procesos con fuerte incidencia salarial. . . . . . . . . . . . . V.C O N C L U S I O N E S. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . FUENTES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

BIBLIOGRAFIA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Páginas

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I

COMBUSTIBLES

Desde nuestra perspectiva actual no resulta fácil hacerse cargo de la magnitud que el problema del combustible presentaba en las econo- mías tradicionales, sobre todo en las ciudades (1). Bien lo tenían pre- sente en cambio las autoridades de la época, que destinaban a este sector la máxima atención y el máximo control para asegurar el abaste- cimiento y evitar toda clase de abusos. De hecho es quizá el renglón más olvidado cuando se intenta establecer una "cesta de la compra», aun siendo uno de los gastos fijos menos imprescindibles. Por desgra- cia los datos que podemos aportar no nos permiten tampoco ofrecer se- ries suficientes; aunque menciones de leña o de carbón aparecen casi siempre y en la mayoría de libros de cuentas, a menudo no son utiliza- bles, bien sea por falta de mención de las cantidades, bien por el uso de unidades de mención imprecisas (carretadas, s à r r i e s ...), bien por no es- tar especificado de qué tipo de producto se trata, sobre todo en el caso de la leña.

I.1.Leña

A pesar de los problemas expuestos, hemos podido confeccionar tres series de precios de leña (leña de encina, tasa municipal de la leña de en- cina y haces de leña), a las que se pueden añadir las dos series publica- das por Vilar de leña de encina y de haces de leña (2); con todo ello he-

7(1)Y no tan tradicionales: los carboneros no fueron barridos de nuestras ciudades por

el avance del petróleo, el butano y la calefacción a gas hasta bien avanzado nuestro siglo. (2)Vilar (1962: III, 408-409); la serie de la leña de encina se inicia en 1742 y es prác- ticamente seguida hasta 1806; la serie de la leña en haces (leña para horno) abarca desde

1721 a 1806 con muy pocas lagunas.

mos elaborado una propuesta integrada sobre la leña de encina (3). A pe- sar de tan diversas interpolaciones, los datos son escasos para la primera mitad del siglo XVI y para el período comprendido entre 1715 y 1741. La propuesta integrada muestra un fuerte incremento del precio de la leña entre 1551-1555 y 1611-1615, seguido de una larga etapa de pre- cios en conjunto estables, con el consabido "bache» en la segunda mitad del siglo XVII y el hundimiento posterior a la Guerra de Sucesión hasta el mínimo de 1741-1745, con un precio plata inferior a cualquier momento posterior a 1550; y finalmente un fortísimo tirón alcista en el úl- timo cuarto del siglo XVIII, en que el precio se dobló con creces. La evo- lución es comparable a la del precio del trigo, pero en conjunto el aumen- to del precio de la leña fue mayor, con un crecimiento mucho más rápido hasta 1575 y de 1775 a 1800; sólo durante los momentos de guerra el in- cremento del precio del trigo fue más rápido. Hamilton no ofrece datos de leña para Castilla la Vieja; la serie de Andalucía se inicia en 1551 y la de Castilla la Nueva en 1601 (4). Hasta donde se puede seguir, la evolución anterior a 1650 es en todas partes bastante pareja, salvo la tendencia contra corriente de Andalucía entre

1551 y 1570 (5). Los precios más altos se dan en el mundo mediterrá-

neo, en especial en Valencia, que debía buscar su aprovisionamiento a mayor distancia; los precios de Barcelona y Castilla la Nueva son bas- tante próximos hasta 1630, pero a continuación los precios castellanos inician una larga tendencia a la baja; los andaluces son, por regla gene- ral, los más bajos, salvo en el momento inicial. El descenso de los pre- cios castellanos se acentúa fuertemente a lo largo del siglo XVIII, hasta llegar a un precio mínimo en 1721-1725, que es sólo una cuarta parte del precio máximo de 1626-1630, de forma que, al final del período, la leña costaba en Castilla la Nueva sólo una cuarta parte de lo que costa- ba en Barcelona (6).

8(3)La serie de la leña de encina ha sido completada, por este orden, con los datos de

leña de encina publicados por Vilar, la tasa municipal de la misma, el precio de la leña de pino, según las compras de los conventos y según la serie de Pierre Vilar, aplicando en cada caso el coeficiente resultante de la comparación de cada una de las series con la de la leña de encina en los años comunes. (4)La serie de Castilla la Nueva viene expresada según Hamilton en quintales hasta

1650 y en cargas a partir de 1651; los datos resultan sin embargo incongruentes entre los

dos tramos, así como con las otras series, por lo que hemos utilizado como unidad para todo el período la carga de 10 arrobas. (5)Cabría la posibilidad de que los precios andaluces de 1551-1565 fuesen precios por carga (2,5 quintales): los precios resultantes (3,49-2,54-2,83) serían más coherentes con la evolución general, pero con este único argumento no me he atrevido a introducir la suposición. (6)Siempre que las unidades de medición sean correctas, sobre lo cual cabe, en el caso de la leña, más de una duda razonable.

I.2.Carbón

El carbón de encina era, seguramente, el principal producto de cale- facción cuando ésta no se limitaba al hogar de la cocina; quienes podían permitirse un humilde brasero acudían al carbón de encina como fuente de calor. En cambio desconocemos cuándo se generalizó el uso de fogo- nes de carbón; en todo caso, el carbón de encina figura con asiduidad en las tasas municipales a partir de 1517. En cambio, el carbón de pino, más calorífico, pero de menor duración, es denominado a menudo car- bón de herrero y parece haber sido utilizado sobre todo por éstos. La do- cumentación no siempre menciona de qué clase de carbón se trata, y además existen también carbones inferiores (madroño, cepas); por suer- te, estos últimos muestran precios claramente inferiores y los de encina y de pino se diferencian fácilmente, porque mientras el carbón de encina se vendía a peso, el de pino era medido (a sacos, sàrries,o bien mesu- res),lo que ha permitido reducir claramente el número de menciones no utilizables. Para cada uno de los carbones disponemos de tres series: compras de los conventos, tasa municipal y serie elaborada por Pierre Vilar a par- tir de los datos del Hospital, aunque todas ellas son parciales, como pue- de verse en el cuadro I.3. Hasta 1545 no se dispone más que de unos pocos precios de tasa, a partir de 1545 se inician las series de compras de los conventos, tanto de carbón de encina como de pino, aunque los datos de esta última serie son escasos; la serie de carbón de encina es bastante continuada a partir de 1569, hasta el siglo XVIII, momento en que puede ser completada con la serie homónima del Hospital. La pro- puesta de integración, realizada sobre el carbón de encina y con la mis- ma metodología establecida para la leña, aporta escasos datos para la primera mitad del siglo XVI, pero es muy continua a partir de este mo- mento. El precio del carbón muestra un incremento moderado durante el si- glo XVI, con un fuerte bache en la primera mitad del siglo XVII y una rápi- da recuperación tras la Guerra de Sucesión, que en precios plata repre- sentaba sólo un ligero incremento (7%) respecto al punto más alto de la primera mitad de siglo. La fase de precios bajos de la primera mitad del siglo XVIII no fue demasiado pronunciada y en cambio el incremento a partir de 1746-1750 fue constante, y muy fuerte en la etapa final. Los precios siguen la evolución general, pero la comparación con el precio del trigo señala una tasa de crecimiento inferior a la del precio de éste hasta 1615 y superior a continuación, sobre todo de 1615 a 1665 y de

1735 a final del período.

Más interesante es la comparación entre el precio del carbón y el de la leña, que muestra un abaratamiento relativo del precio del carbón has- 9 ta 1635, una recuperación hasta 1745, con vuelta prácticamente a la mis- ma relación de la primera mitad del siglo XVI, y un nuevo abaratamiento, aunque moderado, hasta finales del siglo XVIII. Sólo para Valencia, Hamilton ofrece datos de precios del carbón des- de principios del siglo XVI; para ambas Castillas y Andalucía la serie no se inicia hasta 1551 (7). La comparación presenta problemas por la muy diferente relación entre los precios de la leña y del carbón según las re- giones (8). Los precios más altos corresponden claramente a Andalucía, seguidos bastante de lejos por Castilla la Vieja; lo más extraño es sin embargo el comportamiento a contra corriente entre ambas Castillas, so- bre todo durante los años 1551-1570 y 1591-1635, de forma que los pre- cios de Castilla la Vieja son en conjunto claramente superiores hasta

1615 y marcadamente inferiores a continuación. La característica más

representativa de los precios valencianos del carbón es su evolución, mucho más suave que la del resto de las series; en términos absolutos, su nivel es parecido al de los precios de Castilla la Nueva. Precios barce- loneses en ascenso y de Castilla la Nueva en declive vinieron a ser pare- jos desde 1691-1695 hasta 1756-1760; a partir de este momento los pre-quotesdbs_dbs43.pdfusesText_43

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